El mes pasado, un artículo de Yorokobu nos hizo reflexionar. ¿Internet ha cambiado la forma de concebir la muerte? ‘En el ojo ajeno: duelo en facebook’ , contaba la historia de un grupo de amigos que, tras el repentino fallecimiento de uno de ellos, utilizó el muro de facebook del difunto para compartir su tristeza. Como un intento de comunicarse con alguien que, saben, ya no está ahí, pero en el fondo les servía para consolarse los unos a los otros, y mostrar de alguna manera lo mucho que echarían de menos a su amigo.
Es el siglo XXI, la era de Internet, de las redes sociales, de las nuevas tecnologías. Nuestra vida está cambiando en lo cotidiano pero también en otros aspectos que no lo son tanto.
No hay más que dar una vuelta por las empresas funerarias para comprobar que la muerte ya no es lo que era. Hay nuevas líneas de negocio que serían impensables hace unos años. Algunas aparentemente escandalosas como el caso Algordanza, que convierte las cenizas de los difuntos en diamentes, otras no tanto, como Eternalia, que ofrece diferentes servicios de mantenimiento de tumbas: limpieza de fosas, reparación de desperfectos y hasta la colocación de flores en determinadas fechas.
Pero hasta esas nuevas empresas con servicios menos convencionales utilizan los social media para promover su negocio. Tanto Algodanza como Eternalia tienen perfiles en Facebook y Twitter y hasta canal de Youtube.
Algordanza
Eternalia
Otro servicio que está en auge es el de la recuperación de la memoria digital del difunto. Hay empresas que se dedican a rastrear Internet para localizar cualquier dato del fallecido: mensajes en foros, fotografías en redes sociales, archivos compartidos, etc. De esta forma los familiares pueden decidir qué hacer con todos esos recuerdos virtuales.
La esquela tradicional también ha cambiado. Rememori.com es un portal online donde se publican diariamente entre 350 y 450 obituarios nuevos, lo que representa cerca del 40% de los fallecimientos en España. Además, recibe más de 50.000 mensajes al mes y hasta 530.000 visitas mensuales. ¡Ahí es nada!

Y hasta las lápidas adquieren un formato más acorde con las nuevas tecnologías. Hace ya tiempo que en los cementerios de EEUU se pusieron de moda los códigos QR a través de los cuales los familiares pueden acceder a fotografías y datos del difunto. ¿Es quizás una forma de sentirnos más cerca de nuestros seres queridos?